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martes, noviembre 07, 2017

Un día en San Francisco ( y después nada será igual)

"Todavía nos quedaba mucho camino. Pero no nos importaba: la carretera es la vida." Jack  Kerouac 

La noche anterior apenas llegamos al motel de San Francisco con Mari preguntamos al conserje donde nos recomendaba desayunar mientras los muchachos dejaban el auto en el garaje.

No sé muy bien porque pero yo entendí enfrente no vayan, mejor en la siguiente cuadra a la derecha.
 A la mañana, con Wally nos despertamos muy temprano Y decidimos dejar descansar a nuestros amigos un rato más y esperarlos desayunando donde me habían recomendado.
 Llegamos, se llama Home Plate y el lugar no era muy atractivo, tenía la particularidad de que desayunaban allí más locales que turistas. A la hora de ordenar el desayuno estábamos un poco confundidos. En cualquier caso decidimos combinar dos ideas distintas y compartirlo.

Wally pidió un café con leche con panceta, huevo, etc y yo un waffle que cuando lo trajeron, recién hecho, bien calentito, traía encima media bocha cual helado pero de manteca que comenzaba derretirse entre las hendiduras de ese enorme Waffle y por si eso no alcanzaba, me llegó una jarra con miel para agregarle. Fue el desayuno más extraño que hayamos comido, una mezcla que se parecía más a un almuerzo mezclado con una merienda y que terminamos hasta la última miga.
Cuando volvimos al hotel mientras esperábamos que bajaran a desayunar, salimos a dar un par de vueltas con el auto alrededor del hotel. Cuando nos avisaron que estaban desayunando volvimos pero no los encontramos. Ahí nos enteramos que estaban desayunando enfrente porque Mari habia entendido que el lugar era ese. Cuando llegamos el  lugar era realmente impresionante por el estilo, que si bien era muy turístico también era muy divertido. Tenía rocola, cuadros, una barra bien americana, etc. y habían desayunado bastante bien, no tan bruto como nosotros pero como lugar era bonito decidimos quedarnos un rato sacando fotos. Se llama Mel ¨s Drive in 



Así arrancamos nuestro segundo día en San Francisco.
Fuimos a Fisherman´s Wharf, la zona vieja del puerto que conserva 
cierta autenticidad. En 1853 se construyó en esta zona el primer puerto de San Francisco; rápidamente se convirtió en un importante centro marítimo de distribución de pescado fresco hasta que, en 1950 con la llegada de la tecnología moderna, la zona de la bahía entró en decadencia.



Hoy es una zona muy animada de la ciudad que cuenta con muchas atracciones como una importante cantidad de lobos marinos en su orilla, un acuario y también un submarino para visitar. Todas atracciones ideales si van con niños!
Mientras esperamos que los muchachos estacionaran nos quedamos con Mari caminando por el embarcadero  y llegamos hasta la orilla donde un músico callejero hacía bailar a los turistas al ritmo de canciones populares americanas.
También tomamos unas fotos de la prisión de Alcatraz ya que desde allí hay una vista magnífica. Nosotros decidimos no ir a visitarla por una razón de tiempo. Había que dejar algunas cosas y esta fue una. A pesar que la consideramos de mucho interés e incluso llegamos a barajar la posibilidad de realizar la visita nocturna que además permite la vista de la bahía desde el mar pero finalmente como ustedes sabrán siempre dejamos algo para la siguiente vez, es casi un ritual de nuestros viajes. En realidad cuando elegimos un destino de viaje tenemos claro que (sobre todo en ciudades importantes con mucha historia) no podremos ver todo. Bajo esa premisa armamos una hoja de ruta.


 Es posible que no sea la mas adecuada para todos por eso en general les contamos acerca de lo que vemos y de lo que no.  Nosotros evaluamos que la vista desde Sausalito reemplazaba perfectamente la de Alcatraz de noche pero si ustedes están por visitar la bella Cisco tengan en cuenta la visita a la cárcel mas famosa del mundo. Tampoco anduvimos en tranvía pero si fuimos a la parada en este puerto y nos tomamos fotos con él. 



Cuando nos encontramos con los muchachos  anduvimos visitando los negocios de souvenirs y artículos vintage. Es una zona muy entretenida, con marisquerías populares ( nosotros estábamos aún sin digerir el desayuno) llena de turistas pero también de homeless . Sorprende la cantidad de personas en situación de calle realmente indigente. Sé que hay planes de ayuda como la construcción de galpones pero no logran evidentemente la cantidad necesaria. Se percibe a través de ellos un espíritu muy peculiar de la ciudad que lleva como una marca genética si consideramos que allí comenzó el movimiento beat y el movimiento hippie. De todos modos hablaré mas adelante de eso con mas detalle.
Tranvía , autos locos, un frenético mundo nos rodeaba mientras
Wally comenzaba a enamorarse de los lugares con objetos antiguos y recién comenzaba a descubrirlos. San Francisco tiene tanto de posmodernismo tecnológico como de revival de los años sesenta. Es la ciudad mas limpia y pulcra que haya conocido. Sus casas parecen una escenografía montada por la perfección de sus fachadas y sus espacios verdes. Al mismo tiempo los homeless y algunos barrios mas populares aparecen como la contracara de la misma moneda. Son esencialmente una, pero una ciudad que fascina por la manera en que produjo tal mistura casi sin fallas.
Compramos muchos souvenirs e incluso algunas prendas porque los precios eran muy accesibles comparados con Nueva York y había algunos objetos muy tentadores.
Armaré un video de las fotos en esos locales que le tomamos a Wally porque es impensable subirlas todas aquí y creo que vale la pena.

De allí nos fuimos a otro de los puntos para observar el Golden
Gate llamado Fort Poin, un antiguo fuerte muy interesante. El lugar tiene estacionamiento para los autos lo cual hace mas amable la visita. Por otro lado es para mi la vista mas cercana pero también mas impactante del puente donde se puede observar con mas claridad su magnificencia. Tiene un área de servicios y una escalera empinada por la cual se puede acceder entre un corredor de flores a cada lado al Centro de Atención de Visitantes del Puente y al área del parque. 

Después de sacar otra cantidad importante de fotos (aquí también hay muy buenas vistas de Alcatraz) bajo un cielo azul perfecto, con la brisa del mar como compañía permanente partimos hacia el siguiente destino. Siempre que estas a orillas de la bahía hay gaviotas, cientos de gaviotas que forman parte del paisaje y lo embellecen. Para los que andan con comida en la mano es aconsejable alejarse de ellas porque están acostumbradas al contacto con la gente y les gusta robar alimento. Son muy grandes y realmente bellas.


Nos perdimos por las calles de San Francisco, esas empinadas y tan recordadas de las persecuciones en los films de acción que la tuvo como protagonista.

La siguiente parada fue el descomunal Barrio Chino, es una infinita
 cantidad de tiendas y restaurante típicos con un flujo de gente y de autos tremenda. Los farolitos chinos y la oferta de verduras de su tradición lo convierten en un lugar bastante desprolijo y cuando uno entra por sus calles parece no esta mas en la ciudad. 

Una curiosidad : por extraño que pueda parecer, las típicas galletitas de la fortuna que dan en los restaurantes chinos no fueron inventadas en China; Las primeras galletas de la fortuna fueron horneadas por primera vez en San Francisco. Es realmente el Chinatown mas grande del mundo.

Desde allí partimos hacia al parque Alamo Square para ver a las famosas Painted Ladies.
 Las Damas Pintadas es un término utilizado en la arquitectura estadounidense para designar a las casas de estilo victoriano y eduardiano pintadas en tres o más colores para embellecer sus detalles arquitectónicos. Entre 1849 y 1915 fueron construidas en San Francisco casi 50.000 casas de este estilo. Precisamente éstas se encuentran en  los números 710 a 720 de Steiner Street. Se las puede observar desde el parque que además es un lugar elegido para pequeños picnics de los turistas que se acercan. 

Esta zona es parte de un gran barrio llamado Alamo Square. Y que tiene muchas construcciones similares. Aunque la vista que se tiene desde la loma (todo es empinado!) del parque es muy especial porque otorga una postal colorida que deja ver a los lejos los rascacielos modernos de la ciudad y estas casitas son un relieve en el paisaje que provoca un interesante contraste.
No lleva mas que unos minutos pero vale la pena visitarlas.


De allí nos dirigimos al plato fuerte del día para nosotros : el barrio de
Haight Ashbury. Este distrito se hizo famoso por ser la zona principal del movimiento beatnik de finales de la década de los 50. Y vio nacer el Flower Power en los 60 .
En la intersección de las calles Haight y Ashbury, comienza el llamado barrio hippie o bohemio, donde surgió la contracultura del flower power y que muchos músicos de la época elegían para vivir. Janis Joplin, Jefferson Airplane, o la banda The Grateful Dead (710 Ashbury St.) eran vecinos en la zona de las casas más lindas y son una atracción en sí mismas.
La de Janis es fácilmente reconocible por sus intensos colores en Azul cobalto y detalles violetas. También la antigua casa de columnas de los Jefferson (2400 Fulton St), que la banda pintó de negro, y la de la mítica banda californiana tiene stencils en la vereda con la cara de los músicos que indica cuál era su guarida.

El corazón comercial del barrio es Haight Street, donde se ubican tiendas de ropa vintage, disquerías de culto como Amoeba Music, salones de tatuajes y piercing, bares alternativos, mercados orgánicos, etc.
Si queres pasear por uno de los lugares con gente con mas onda del universo este es tu lugar. Músicos callejeros, bohemios, todo en sintonia de paz y amor, con aroma a pachuli que flota en el aire. Nosotros lo visitamos al mediodía pero me han dicho que de e noche el ambiente puede ser un poco más bizarro, no tan pintoresco.

De hecho almorzamos en un hamburguesería (¿ Dónde sino?) llamada Burger Urge justo en la esquina de Haight Street  y Clayton. Ya sus murales son un espectáculo y adentro su decoración muy rockera de los sesenta es un espectáculo. Las hamburguesas eran exquisitas y los precios muy buenos. 

Luego salimos a recorrer locales de ropa usada de los viejos tiempos y casas de música donde Julian  y Wally estuvieron  probando instrumentos. Realmente no daban ganas de irse de allí, pasamos parte de la tarde. En una feria americana quería comprar una campera para la hija de Mari pero a ella no le gustaba nada y no la convencí ni yo ni la niña por whats app . 

Llegamos a esta ciudad exactamente cuando se conmemoraban el cincuenta aniversario del verano del amor. y convirtió a esta ciudad californiana en un lugar para la utopía, los deseos de paz, la liberación sexual, la experimentación con las drogas y la revolución musical surcando las aguas de la psicodelia.

El "Verano del Amor", uno de los grandes hitos del movimiento hippie y la contracultura de los años 60, reunió en el barrio unas 100.000 personas que sacudieron las convenciones sociales de EE.UU. y abrieron una alternativa vital para una juventud que miraba con desconfianza a sus mayores.

 Ya era conocida por cierta tolerancia racial, por ser el refugio de la generación beat y por el activismo político en torno a la universidad de Berkeley.
Sin embargo, el "Verano del Amor" murió por su propia fama y terminó por convertirse, con el paso de los meses, en una atracción turística por el exceso de gente que acudía y por la exposición ante los medios.

El 6 de octubre, activistas de Haight-Ashbury oficiaron un funeral simbólico por la muerte del movimiento hippie, que dirigió sus pasos hacia el campo y la vida alejada de la ciudad . Pero lejos estaba el fin: el macrofestival de Woodstock en la costa Este sorprendería al mundo tan sólo dos veranos después.
Y hoy además del símbolo de la paz, la cultura ecológica, una nueva mirada de la sexualidad, los megafestivales de música, entre otras cosas, siguen siendo un legado de aquel verano del 67.
Tuvimos la posibilidad de conversar con personas que viven allí desde aquellos tiempos y el solo verlos emociona.

Hay un gen seguramente en la vida de cada ciudad o estado. California ha sido claramente influenciada por estos acontecimientos hasta el día de hoy.
Fue muy difícil irnos de ahí, pero también es uno de los recuerdos dorados de nuestros viajes. Aún se me eriza la piel mientras escribo y recuerdo aquella tarde. Y siento un agradecimiento a la vida que nos permitió vivirlo.


 
Pero el día aún no había terminado y quedaban por delante mas momentos ansiados y soñados durante años.
Seguimos viaje y al norte de la Chinatown aparece la Pequeña Italia de San Francisco, mas exactamente en el cruce de Columbus Ave y Broadway.

Los edificios que componen el barrio italiano son diferentes de los
del resto de la ciudad; se caracterizan por su gran encanto y colorido, y en algunos casos están decorados con impresionantes pinturas.


Nuestra meta era el Bar Vesubio y mientras caminamos por sus calles pudimos percibir un ambiente muy bohemio pero lleno de restaurantes italianos, algunos locales nocturnos de streap y muchos cafés. 

Luego de llegar al final ( algo me llevó bastante tiempo) del libro de Jack Kerouac " On the Road" nada quise mas en el mundo que llegar a este lugar. 
Está exactamente en el 255 Columbus Ave justo cruzando un callejón .
El bar fue fundado en 1948 por Henri Lenoir, y fue frecuentado por varias celebridades de Beat Generation como Jack Kerouac , Allen Ginsberg , Lawrence Ferlinghetti y Neal Cassady , así como otras figuras culturales notables como , Bob. Dylan  y Francis Ford Coppola .
 En la década de 1970, el bar fue vendido por Lenoir a Ron Fein, quien murió en 1985, y todavía es operado por la familia Fein 
El callejón común compartido con City Lights ( una librería increíble!) originalmente se llamaba "Adler" pero cambió su nombre a "Jack Kerouac Alley" en 1988. El callejón fue remodelado y convertido en peatonal en 2007.
Conserva la mística de su origen en cada espacio. Nos sentamos en la barra y cruzando la mirada con con la foto de Keourac muy jóven enmarcada en la pared pedí un martini y Mari una copa de champagne mientras los muchachos recorrían el bar. Luego se sumaron y brindamos por estar allí. Recuerdo cada sonido del ambiente, cada luz y el aroma de aquel trago que nos llenó el alma. 

Ese día de junio fue una bendición. Salimos de allí eufóricos. En el camino un italiano nos dijo que vayamos a cenar a su restaurante y dijo que el antipasto lo invitaba la casa. Era un tipo muy divertido. Nos reimos y le dijimos que tal vez volveríamos . Estaba empezando a caer el sol y pensamos ir a ver la ciudad desde Twin Peaks son la dos colinas más altas de San Francisco. Llegar allí con auto es lo ideal y se tiene una vista panorámica de la ciudad dicen, inigualable. 
Nosotros ya en el auto apurando la marcha para llegar a tiempo cambiamos de opinión. 
Esa es otra cosa que me fascina
de viajar, darte la oportunidad de cambiar sobre la marcha dejandote llevar por tu corazón. Igualmente recomendamos que suban si andan por San Francisco.
Nosotros decidimos volver a Little Italy porque nos habíamos enamorado del lugar y alguien nos había invitado a cenar un antipasto. 

Cuando llegamos al barrio no había donde estacionar así que pasamos por la puerta de Mona Lisa ( asi se llama la trattoria) y le dijimos que estabamos buscando donde dejar el auto. Inmediatmente desalojó lo que había en la puerta y dijo : estacionen aca. 
Lo que vino después es puro cuento, un par de horas viajando por el trastévere romano culinariamente. Tomamos vino de la Toscana, se multiplicaron los brindis y nos fuimos a dormir al motel de San Francisco nuestra última noche en la ciudad jamás olvidaremos. 

Posdata: He omitido la visita a la famosa calle Lombard Street con intención a pesar de que fue realizado también ese paseo durante el día que acabo de narrar. El motivo será detallado en un posteo posterior.