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lunes, mayo 08, 2017

Una semana en Salvador de Bahía

"Eu sou a chuva que lança a areia do Saara
Sobre os automóveis de Roma
Eu sou a sereia que dança
A destemida Iara
Água e folha da Amazônia
Eu sou a sombra da voz da matriarca da Roma Negra

(...)Quem não rezou a novena de Dona Canô
Quem não seguiu o mendigo Joãozinho Beija-Flor
Quem não amou a elegância sutil de Bobô
Quem não é Recôncavo e nem pode ser reconvexo."
Reconvexo ( Caetano Veloso)

Nuestros lectores saben que conocimos Salvador en Agosto de 2016 en un viaje de pocos días y quedó pendiente el regreso que concretamos en marzo de 2017 con una visita que combinaba unos días en el Morro de Sao Paulo y una semana en esta ciudad tan especial. 
Salvador nos enamoró el primer día que la conocimos bajo una lluvia torrencial mientras recorríamos el Pelourinho. Quienes gusten pueden leer las crónicas de aquel día haciendo click aquí (parte1) o 
aquí  nuestros paseo por el Mercado Modelo o nuestra escapada a Praia do Forte aquí o en en la última parte donde describimos nuestra visita a Bonfin y a la playa de Ribeira aquí.

De todos modos haré un resumen de los lugares imperdibles de Salvador en esta crónica. 
Entre ellos se encuentra la Playa de Barra la mas popular y también mas famosa de la ciudad. Nosotros en ambas visitas elegimos alojarnos frente a la playa del puerto de Barra en el Grande Hotel da Barra. La zona es muy segura ( en cualquier caso si uno se mueve por los circuitos turísticos no hay problemas de inseguridad mas que los comunes a cualquier gran metropoli) . 

Además en aquella playa tenemos contamos con el servicial Claudio un muchacho que trabaja allí y ofrece reposeras, bebidas con heladera de telgopor incluida, comida y todo lo que se te ocurra que puedas necesitar. Pegó onda con Wally especialmente desde la primera visita así que pueden buscarlo de parte de él! 
Nuestra primera meta cuando arribamos pasado el mediodía al aeropuerto en un vuelo directo desde Buenos Aires de Aerolíneas Argentinas era ir lo antes posible a la praia da Barra. Así que luego de que el transfer de Salvador Receptivo  nos dejara en el hotel ( veníamos del Morro de Sao Pablo desde la Terminal Marítima) cruzamos la calle hasta la escalinata en busca de Claudio. Era un bellísima tarde de verano y luego del caluroso saludo a nuestro amigo allí nos instalamos a disfrutar del mar y de lo que sería un fantástico atardecer con la puesta del sol en el mar. 

Las idea era conocer algunos de los lugares que nos quedaron pendientes y volver a donde teníamos amigos. Así fue que al día siguiente, un día sábado tomamos un taxi en la puerta del hotel para ir a retirar el auto a la zona de Ondina. El chofer era muy amable como prácticamente todos los soteropolitanos y cuando le pregunté en que lugar de Rio Vermelho estaba exactamente la Casa de Lemanjá nos llevó hasta el lugar y nos esperó para que la visitáramos y tomemos unas fotos. 
Cada 2 de febrero, las playas de Rio Vermelho, en Salvador de Bahía, se visten de fiesta. Allí se congregan miles de bahianos y otros tantos forasteros y curiosos a celebrar el 
día de Iemanjá, diosa del mar y madre de casi todos los Dioses del panteón yoruba.

La Reina del Mar viste de suaves azules, celestes y blancos. Tiene grandes pechos, como símbolo de la maternidad, y su nombre significa “gran madre cuyos hijos son los peces”. Le gusta el maíz blanco, el aceite de dendê, la cebolla y el camarón. Ella es dueña de todos los frutos y riquezas del fondo del océano. Rige las aguas, decide sobre la vida de pescadores y navegantes. Todos buscan su ayuda, todos le piden favores, todos le obedecen.

Las mujeres de los hombres de mar le llevan cartas solicitando protección para sus maridos, otros le ruegan por el amor perdido o la salud de un ser querido; pero si las cartas vuelven a la costa significa que la diosa las rechazó. Los marineros le temen y la desean, y dicen que los valientes que perecen en el océano se van a dormir a su lado, para siempre, allí en el fondo del mar.

Los esclavos africanos, al verse obligados a convertirse ante la religión católica, siguieron las prácticas del sincretismo y se sincretizó a Iemanjá con la Virgen María bajo su advocación de Stella Maris, patrona de los navegantes, marineros y pescadores. 
El lugar es sencillo, pequeño y luminoso. Las imágenes son bellas y delicadas. Y en la pared están escritas las palabras referidas a la protección y al agradecimiento. Fue un un momento muy emotivo. A mi personalmente el mar me conmueve y esta imagen me llega al corazón. Cuando salimos el taxi nos estaba esperando el la Iglesia de Santa Ana que está a pocos pasos y seguimos viaje.



Retiramos el auto y repetimos el ritual de aquel primer viaje de ir a las playas de la bahía profunda a nuestra amada Ribeira y por supuesto visitar al Bar Da Vitrola. A pesar que no todos los que trabajaban allí eran los mismos nos atendieron muy bien y ese fin de semana Nancy nuestra amiga no estaría en Salvador por lo cual le dejamos nuestro cariños y recuerdo. Comimos exquisitos pittingos y camaraos, el cielo dibujó cientos de óleos y escuchamos vinilos de Gal Costa y Caetano. El mar tenía muchas algas nunca nos había sucedido, eran verdes pero resultaron molestas. De cualquier modo esa playa con los morros alrededor, la vista de Isla do Frades y la suave colina donde se desprende la figura de Nuestro Señor de Bonfin la hace única. 





El atardecer decidimos verlo desde el Ponte de Humaitá en el Farol de Montserrat una cuestión pendiente de nuestra visita en el invierno anterior. Y no nos defraudó. Había bastante gente tanto de la ciudad como turistas e incluso una pareja de novios tomándose fotografías. 

Hicimos nuestras poses imitándolos y mientras Juli nos tomaba la foto Wally me propuso casamiento aunque no lo crean...por tercera vez!!  En la puerta de un lugar antiguo unas señoras mayores estaban sentadas en la vereda y muy bien arregladas. Wally se sentó a conversar con ellas. Eran hijas de inmigrantes de países nórdicos europeos. Desde allí se puede observar la silueta de la ciudad de Salvador debido a la forma de la bahía y cuando se empiezan a encender las luces es un espectáculo aparte. Nos sentamos un rato a disfrutar del aquel momento. En medio del mar, en la Bahía de todos los Santos un crucero de enormes dimensiones atravesaba la bahía en dirección al mar, los barcos pesqueros de distintos tamaños también comenzaban a encender sus luces y las construcciones del antiguo farol y de la Iglesia de Montserrat encendieron sus colores con la iluminación nocturna. Dejamos un grafitti en una pared para tal fin. Wally sacaba muchas fotos con la reflex hasta que llegó la noche y partimos. El Farol de Montserrat es un lugar muy afecto a nosotros y creo no equivocarme si digo que también para los bahianos que concurren a disfrutar del espectáculo del atardecer. 

Esa noche volvimos al hotel y cenamos en un restaurante de Barra que nos gusta mucho y se llama Portal do Mar sobre la Avenida Sete de Setembro frente al mar. 



El domingo arrancamos temprano y nos fuimos a la Iglesia de Bonfim, yo iba con la ilusión de encontrarme a Solange , una bahiana que conocí en el viaje anterior y con la que perdí contacto. Pero no la encontré. Las calles del barrio de Bonfim son muy particulares en su arquitectura por la clara influencia portuguesa. 
Nos sorprendió la multitud de gente que llegaba al templo Nuestro Señor de Bonfim el de las famosas cintitas. La misa esta dándola el sacerdote desde las escalinatas hacia la plaza que estaba colmada y adentro también estaba completa. Con dificultad logramos entrar. Nos dimos cuenta que era un domingo de cuaresma y allí encontramos las razones. Al habitual sentir espiritual de aquel lugar se sumaba una devoción mucho mas profunda. Compramos cintas, atamos cada uno la suya, adentro Julian y María del Carmen recibieron la bendición del sacerdote, yo encendí una vela como siempre por la salud de todos los seres que amo y una vez mas la recorrimos  viendo tanta gente unida en la fe y con una alegría única. Se percibe en ese lugar la alegría de quienes tienen fe. Se percibe la libertad de expresarla sin condicionamientos. Se percibe la espiritualidad de Dios o de los Orixas o de quien cada uno crea que fuera.   
Nos fuimos felices nuevamente a Ribeira a disfrutar otro día de playa ya que finalmente estábamos muy cerca. Como un ritual pasamos antes por una distribuidora de la zona a comprar las latas de Skol y el agua mineral para el conductor y quien escribe. De vez en cuanto Wally y Mari nos convidan con alguna.....;) El atardecer fue bellísimo y sereno. 
A la noche nos fuimos con el auto al Pelourinho y nos encontramos en el Terreiro de Jesus con un show municipal en plena plaza de samba con unos músicos increíbles. Bailamos y cantamos en medio de la gente. El barrio alto es muy pintoresco pero a la noche cambia y con su iluminación se vuelve un lugar distinto al que se puede disfrutar de otro modo. Nosotros dejamos el auto sobre la calle de la Basílica de San Francisco porque allí hay un cuida coches que conocimos en una circunstancia muy particular. En el viaje anterior Julian había sido interceptado en la plaza frente al elevador de Lacerda por una mujer que dijo poder descontracturar las tensiones pero no termino de ofrecer su servicio cuando tenía a Juli colgado de su espalda. En aquel momento la situación fue tan bizarra que solo de recordarlo no puedo parar de reírme. Pasado unos días subimos al barrio alto y cuando fuimos a dejar el auto sobre esa calle estaba ella con su esposo que era quien cuidaba los autos y por supuesto nos reconocimos. En esta oportunidad dejamos el auto y preguntamos por este muchacho que recordó todo y nos contó que había fiesta y música en vivo y allí fuimos. 
La felicidad se llama bailar samba en el Peló como lo llaman sus habitantes al menos yo lo recuerdo aún como un momento soñado.  






Al otro día tomaríamos la ruta hacia el norte pero previamente hicimos algunas compras y subimos al Pelourinho para comprar unos instrumentos de percusión. Trajimos un repique, y dos elementos de percusión de Filhos de Gandhi que yo admiro mucho. Luego arrancamos por la costa  para conocer la playa de Itapua, importalizada por canciones como Tarde en Itapua de Vinicius de Moraes y Toquinho.  Itapuã es una playa mítica de Salvador de Bahía, una de las últimas antes de salir del perímetro de la ciudad hacia Lauro de Freitas, y que es famosa por haber sido el gran reducto bohemio de los 70. A ella le cantaron Vinicius de Moraes y el gran cantautor bahiano Dorival Caymmi, también la homenajeó Caetano Veloso en su preciosa canción Itapuã cuya letra dice: “Ella fue mi guía cuando yo era alegre y joven”.
La playa de Itapuã es una playa de aguas calmas y cálidas, coronada por arrecifes que mantienen las olas bajas y el agua tranquila. Ideal para bañarse sin esfuerzo, sin tener que luchar contra las olas o corrientes furiosas.  Es una delicia quedarse tomando unas cervezas heladas con amigos hasta el atardecer en algún bar 
Esta playa se caracteriza, además, por sus formaciones rocosas que, cuando la marea baja, se convierten en piscinas naturales perfectas para bañarse sin riesgos y con unas arenas muy blancas y limpias. Lo de sin riesgos es una forma de decir. Fuimos con Wally nadando hasta unas rocas rodeadas de arrecifes que había que sortear para treparlas. Yo desistí cuando me sumergí y vi semejante barrera porque noté que pinchaba. Pero Wally lo hizo y estuvo semanas sacandose pequeñas espinas tipo agujas que suponemos son tentáculos de algo de su talón. 

No siendo ese detalle la playa resultó maravillosa, comimos rico y tomamos algunas caipirinhas. Escuchamos un poco de música en vivo al atardecer en el bar Boteco da Torre. Luego nos cruzamos a la Plaza Dorival Caymmi quien se destacó musicalmente tanto por desarrollar un estilo propio, como por ser autor de varias canciones clásicas dentro del ámbito de la música popular. Su estilo sencillo, fuertemente influenciado por el peculiar entorno pesquero de Bahía y su cotidianeidad, ha quedado plasmado en composiciones tales como Promessa de Pescador y O Vento. Sus sambas se han convertido, con el tiempo, en estándares de la música popular brasileña. Tal es el caso, por ejemplo, de composiciones como O samba da minha terra.

João Gilberto y Tom Jobim lo consideraron precursor directo de la bossa nova. Jobim, en particular, señaló especialmente como moderna la manera de tocar la guitarra de Caymmi.
Entre los varios músicos fuertemente influenciados por Dorival Caymmi se encuentran también Caetano Veloso y Gilberto Gil. Este último le dedicó Buda Nagô, canción que grabó en el año 1991.
Le pedí a Juli que me tomara una foto con un monumento que lo recuerda y luego visitamos la Iglesia Nuestra Señora de la Concepción de Itapúa. 

Volvimos a Salvador para salir a cenar y esa noche elegimos el Shopping de Barra y el restaurante italiano Oliva y fue un acierto, un tenedor libre de pizza y pasta que las cocinan a la vista. Cuando entramos al Shopping estaba una editorial presentando unos libros así que nos quedamos un rato tomando un champagne y me compré un libre de arte "Agua, reflexo na arte da Bahía" de Matilde Matos que guardo como un tesoro y me amplio el panorama del arte plástico de Brasil. 
Jeiki (el trapito que corre) 
Nuestro último día en Salvador fuimos de compras al Mercado Modelo con la intención de encontrar a Pedro, nuestro vendedor favorito. Quienes deseen saber quien es Pedro deberán remitir a las notas de nuestra visita a Salvador que linkié mas arriba. Hacía meses que soñabamos y nos divertíamos con el encuentro. Apenas llegamos con el auto al mercado vimos que no era como en invierno que pudimos estacionar en la puerta sino que un muchacho nos guió hasta donde podríamos dejar el auto en medio del tráfico convulsionado de la zona. 


Pedro y Wally
Realmente fue insólito, el chico corría literalmente adelante de nuestro auto y despejaba el camino por aproximadamente dos o tres cuadras en medio de todo ese caos. No había autobus enorme o auto que se le resistiera. Así llegamos a un lugar donde estacionar en una calle céntrica. Fue una escena de esas que solo se viven en una pelicula de Fellini o en Salvador de Bahía. Nuestra meta antes de entrar a comprar a los puestos del mercado era localizar a Pedro. Finalmente lo logramos. En verano no les permiten vender dentro del establecimiento así que charlamos afuera.
 Le compramos un nuevo collar con el dije de un birambao como el que llevaba del año anterior y nos sacamos fotos. 

Luego entramos al Mercado Modelo a comprar algunas cosas, entre ellas un pareo que había visto enfrente de la Iglesia de Bonfim y lo dejé para otro momento. En ningún puesto estaba el pareo de Olodúm que había elegido así que nos fuimos hasta Bonfim y lo compré allí. Llevábamos diez días entre nuestra estancia en el Morro y la semana en Salvador,  realmente nunca dejamos de ir a la playa por ello es que dejamos para último momento estas compras. 
Si en Agosto el clima no fue muy bueno este marzo lo compensó con creces. 


Era casi mediodía y elegimos almorzar al restaurante del  Yatch Club Da Bahía que estaba siguiendo un camino se subida frente al hotel que bordea el mar. Una panorámica del Porto de Barra y de la Bahía increíble nos acompaño en la empinada calle. Paramos a tomarnos fotos y realmente todo era una postal. Se llama Veleiro una  cocina de alta calidad y excelente servicio con una vista privilegiada de la Bahía de Todos los Santos a cargo del chef Fernando Cerqueira. 

Pedimos una entrada que no recuerdo el nombre pero traia distintos tentenpies y panes exquisitos. Bebimos caipirinhas de aperitivo y luego elegimos dos platos: un risoto de frutos de mar y salmón en una puré dulce no recuerdo exactamente los ingredientes pero era exquisito. 
Desde allí regresamos el camino hasta la playa. Era un día muy caluroso, había que entrar al mar bastante seguido , corrieron las cervezas que Claudio nos reponía en la heladerita. Reflexionábamos acerca de los chicos que jugaban fútbol en la playa y en todos los casos sin excepción, lo hacían con técnica y buen pié. Lástima que los argentinos no tenemos ya potreros y los pibes no juegan al fútbol por diversión sino desde pequeños en clubes fichados.  Era el comienzo del fin de nuestro ansiado regreso a Salvador. Aquella tarde fue el preludio del final mas hermoso del mundo. Nunca me había sucedido lo que voy relatarles. El atardecer en la playa de Barra siempre es un espectáculo pero aquella tarde en que se despedía también el verano del Hemisferio Sur fue apoteótico. Wally nado hasta algunas embarcaciones  donde haciendo la plancha se quedó mirando la puesta del sol. Julian y yo disparábamos las fotos sin parar hasta que decidimos mirarlo solo con nuestro propios ojos. La playa estaba llena de gente. En el instante último en que se perdió completamente dentro del horizonte toda la playa estalló en aplausos. Aún hoy lo recuerdo y la piel se me eriza. Cuando uno ansía mucho algo , cuando sueña denodadamente el universo conspira a nuestro favor. Valió la pena la espera de los largos nueve meses desde el viaje anterior cuando nos vinimos llenos de saudades. Nos quedamos en la playa cuando la noche ya estaba consumada. No queríamos irnos, creo que hubieramos detenido el timpo allí. Pero la vida sigue....y sabemos que vamos a volver porque no hay dos sin tres y porque uno siempre regresa a los lugares donde ha sido inmensamente feliz. 


Atardecer en el Porto da Barra 21 de marzo de 2017
Marzo de 2017
En Salvador de Bahía nos alojamos en el Grande Hotel Da Barra
Comimos en los siguientes restaurantes: 
Oliva 
Veleiro 
Portal do Mar 
Volamos por Aerolineas Argentinas 
Salvador Receptivo fue nuestro transfer 
Visitamos las playas de Itapua, Ribeira, Barra y Rio Vermelho
Atracciones mas importantes: Pelourinho ( de día y de noche) Mercado  Modelo, Iglesia de Nuestro Señor de Bonfim, Elevador de Lacerda y el Farol de Montserrat. 

 Gracias a todos!!










































viernes, abril 14, 2017

Morro de Sao Pablo: Excursión al paraíso de Boipeba



" Si realmente amas la naturaleza, encontraras la belleza en todas partes." Vincent Van Gogh.



Destinamos cinco días para visitar el Morro de Sao Paulo porque la oferta de lugares para conocer y actividades es realmente importante. Además hasta que uno no llega al morro personalmente no se da realmente una idea cabal de lo que ofrece.
Llegamos en un ferry al mediodía. Para conocer las formas de llegar les sugiero que visiten mi post referido a "Como llegar al Morro de Sao Pablo" que tiene todos los datos útiles que puedan necesitar.
El primer día nos alojamos en la Posada Bahia Bacana de la Primera Playa. Estuvimos conformes con la elección. El hotel tiene todos los servicios que puedas necesitar, diseño, detalles, desayuno muy variado, un servicio de te con tortas caseras sobre la tarde sin cargo, playa propia con servicio de reposeras y sombrillas, una terraza bar con una piscina con hidromasajes como un balcón hacia el mar, tragos y crepes, 
Pasamos un día hermoso de playa y sobre la tarde fuimos a caminar, recorrimos la popular y concurrida Segunda Playa y llegamos hasta la Tercera Playa. Las primeras impresiones que tuvimos del morro fue que sus locales de ropa son realmente muy especiales. Cada uno de ellos tiene diseños propios de autor e incluso la puesta de sus escaparates es artística. Luego notamos que la zona de la Tercera Playa tiene una importante cantidad de restaurantes italianos debido a la importante inmigración de Italia en el morro, segunda después de la argentina en elegirlo como segundo hogar. Al regreso ya había caído el sol y vimos con asombro una luna llena saliendo del mar completamente anaranjada. Cenamos en uno de los restaurantes italianos llamado "Chez Max" y realmente comimos buenas pastas, repetiríamos las noches siguientes en busca de pizza que eran exquisitas. 

Al día siguiente nos levantaríamos temprano para estar en el punto de encuentro , el local de Puro Prazer en la Tercera Praia donde arrancaría nuestra primera excursión llamada "Passeio Volta à Ilha - Tinharé e Boipeba" imperdible para quienes visiten el morro por primera vez. 
La elegimos en principio porque habia leido de Boipeba una Reserva de Biosfera y Patrimonio de la humanidad de la Unesco. Boipeba, Tinharé (donde está Morro de San Pablo) y Cairú forman lo que a la distancia parece ser una gran isla, pero que son tres, separadas por ríos. 
En este tour embarcado se puede tener una amplia visión de las islas. A la vez tiene momentos de emoción, de relajación, de diversión en embarcaciones tipo bote o flex que resultan también atractivas. Tienen varias paradas que dependen de las mareas. La primera la hicimos en Morere, ya en la isla de Boipeba. Es indescriptible la sensación de estar en las piscinas en medio del mar. El contacto con snorkel o incluso sin él (aunque es indispensable)  con la fauna marina donde prevalecen peces de colores y arrecifes. 
Allí , en medio de mar, se observa a lo lejos la belleza natural de las playas de Morere y un "barco-bar" ofrece con mesas flotante tragos y petiscos a modo de brunch mañanero.  Y allí estábamos , Skol y camarones en mano, bajo un sol luminoso rodeados literalmente de peces que nadaban entre las curvas de nuestros cuerpos. El agua mas cristalina es imposible. Las paradas duran aproximadamente 50 minutos.
Boipeba es uno de los más antiguos lugares de colonización de Bahía, ya que en 1537 los jesuitas fundaron la Aldea y Residencia de Boipeba. Hay en la isla tres pueblos: Velha Boipeba, São Sebastião, Moreré y Monte Alegre. El único acceso es por mar o por río. El acceso fluvial es más utilizado debido a la seguridad que ofrecen las tranquilas aguas del estuario. Sin embargo, este acceso tiene pequeños obstáculos en los momentos de marea baja por la existencia de algunos bancos de arena.


Allí nos ofrecieron  dos opciones, quedarnos y almorzar las famosas langostas del restaurante Guido en la playa o  tomar una caminata ( de Praia Cueira a Praia Boca da Barra) con un muchacho que atraviesa parte de la isla y nos caminamos hasta la Veha Biopeba. Como habíamos comido mucha langosta en Salvador escogimos la caminata. 
Formado alrededor de la Plaza Santo Antonio, Velha Boipeba es la villa principal de la isla con una población de alrededor de 1600 personas, principalmente relacionadas a la actividad pesquera, aunque han recibido una gran influencia del turismo en los últimos 10 años. La Iglesia del Divino Espíritu Santo es el monumento histórico más importante y data del siglo XVII.
Los 4000 habitantes de Boipeba viven de lo que pescan, del turismo y del trabajo en las estancias de coco. La mitad de la isla es propiedad de un italiano millonario, Fabio Perini, que la visita dos o tres veces al año. Su mansión está en la isla de Tinharé -nombre formal de la isla en que está Morro de Sao Pablo-, frente a Boipeba. Dueño de las estancias de coco, dicen quienes lo conocen que Perini es favorable a preservar la belleza natural de la isla sin hacer en ella especulación inmobiliaria o convertirla en un punto  turístico.
Como Boipeba es un Area de Protección Ambiental (APA), hay también un control rígido para construir. Recientemente los pobladores de la isla hicieron una protesta insólita: a alguien se le ocurrió importar un auto, artículo que aquí no hay. ¿Resultado? El coche tuvo que volver al continente. ¿Qué significa Boipeba? En tupí guaraní, la lengua hablada por los aborígenes en 1565 cuando llegaron los portugueses, significa víbora chata (mboi pewa). No, no hay víboras. Es así como los indios llamaban a las tortugas marinas que siempre andan de visita por la isla.
En el camino el joven  guía que llevaba la camiseta del Neymar del Barcelona nos mostró un árbol de Guayaba un árbol tropical que da una fruta comestible exquisita (eso nos dijo) , que además tiene propiedades digestivas, depurativas y nos invitó a comprar un jugo del mismo. Esa fue una parada muy afortunada porque ya era casi mediodía y el calor mas la caminata resultaron bastante agobiantes. Decidimos probar el jugo y era riquísimo. De camino visitamos una casa museo de restos marinos algo peculiar al igual que su dueño para desembocar en un restaurante al lado del mar donde comimos pescados. 
Luego nos embarcamos nuevamente pero ya por el Rio do Inferno hacia la ciudad de Cairú.  De camino hubo una parada en Canavieira , también una estructura de madera sobre el rio que tiene una criadero  natural de ostras y cangrejos . Allí degustamos los mismos y aprovechamos para nadar un rato en el agua de ese río cálido y limpio. Una delicia!
Al llegar a Cairú caminamos hasta el Convento de San Antonio donde realizamos una visita. 
Cairú es la segunda ciudad más antigua de todo Brasil después de Porto Seguro. Fue descubierta por los portugueses en 1501 y fundada en 1531. En el año 1608 se convirtió en municipio, conocido como Vila de Nossa Senhora do Rosario do Cairu. Actualmente,las islas del archipiélago siguen habitadas por nativos descendientes de tribus indígenas, principalmente los Índios Aymorés. Su principal recurso económico, además del turismo, es la pesca. Sus calles y casas antiguas y pintorescas me produjeron un dejavú de algunos barrios de Lisboa. En realidad, además de su arquitectura, también el convento me retrajo allí. Obviamente que todo mas humilde pero con su impronta bien notable. 

Cuando regresábamos al muelle caminando entre calles casi desiertas en una tarde de mucho calor compramos un helado de palito (eu paleto!!) a un vendedor callejero. Julian pidió de limón y puedo jurar que tenía la misma esencia aromática que aquí en mi país usamos para los jabones.....Afortunadamente nosotros pedimos de leche condensada y estaba bueno. 

Retornamos al morro navegando por el río hasta el puerto rodeados de manglares y un aire de frescura que solo inspiraba pureza. Durante el tiempo en que duró esa navegación de regreso había algo místico, una comunión con la vida a través de la naturaleza. Como si faltara algo el sol comenzó a bajar en el horizonte sobre el agua  a espaldas del morro.  No creo poder describir con palabras tanta maravilla. Cuando se produjo el crepúsculo las embarcaciones pequeñas que iban hacia el puerto dieron a la vista una postal increíble. 
 Fue un día de muchas emociones y un despliegue de belleza que pocas veces se ven en un solo día. 
Se recomienda llevar protector solar, gafas, sombrero y cámara si bien la recomendación es obvia realmente la falta de cualquiera de estos elementos puede hacer que no se disfrute tamaña excursión.

Sobre las cinco de la tarde bajamos mojados, bronceados, felices y mientras subimos la enorme cuesta hacia el morro caminábamos conscientes que hay días mágicos. Allí estábamos los cuatro frente a la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz que recibe a los visitantes del morro muy agradecidos, a la vida, a la ley universal , a Dios o a quien uno crea por regalarnos uno de ellos y no lo olvidaremos jamás. 

Les dejo un video del momento de llegada a las piscinas naturales de Morere. Tal vez la playa mas hermosa que hayamos visto hasta ahora. 



Los tours que realizamos en nuestra visita al Morro de Sao Paulo fueron contratados a Zulu Turismo 
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